Convocatoria de la Revista de Sociología (Universidad de Chile) al dossier: “El trabajo en América Latina en tiempos de crisis, austeridad y cambio”.
Fecha de envío de manuscritos: Hasta el viernes 06 de septiembre de 2024.
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La idea de Chile como nación unitaria, que construye el relato historiográfico conservador, se fundamenta en una construcción integradora de la relación entre el colectivo y determinados sujetos que, bajo el supuesto de una patria demandante de deberes, construye la solidaridad por la acción sagrada de uno de los suyos, el héroe nacional, quien es capaz de llegar a la inmolación personal con el fin de proteger a la comunidad. La tríada virilidad-héroe-nación, unida a la imagen de un sujeto fundacional o sacrificial, aparece como un ordenamiento simbólico que asegura la trascendencia de la nación y, a través de ésta, la inmortalidad del héroe, quien resuelve mágicamente la contradicción imaginaria de la comunidad respecto a su cosmogonía. La perdurabilidad de la nación se garantiza mediante el uso de la violencia, y la intimidación hacia un otro fuera del colectivo, lo que asegura el ejercicio de la solidaridad interna del grupo. Así, la acción del héroe permite la transición de un pasado internamente conflictivo hacia un futuro entendido como un proyecto particular que asegura la continuidad de la nación y su proyección histórica. La historiografía conservadora, en definitiva, lee la historia de Chile como relato religioso de constitución de una nueva estirpe que revaloriza el proceso de independencia como construcción de una nueva legitimidad, donde el último del antiguo orden (con Bernardo O’Higgins como el huacho ilegítimo) se convertirá en el primero de la nueva estirpe; proceso de sacralización que encuentra su apogeo en la interpretación conservadora sobre Arturo Prat, donde la estirpe (chilena) ya consolidada desea para América los valores superiores que ella ha instaurado.